8.11.08

Ahí les va

Este es un cuentito que escribí hace algun tiempo, a ver que opinan.

El arrebato
Estaba desolada. No había remedio ¿qué hacer? ¿Esperar? No, eso no había funcionado ¿Presionar? Peor aún. Acaso su única opción era olvidar. Pero olvidar ¿cómo? era tanto, representó tanto para ella… olvidar sería como borrar una parte de sí misma, como amputarle un dedo ¡no! un brazo y, ¿quién se amputa un brazo por puro placer?
Había pasado muchas horas en este lugar, pensando, analizando, preguntándose ¿Por qué no lo comprendía? ¿Por qué parecía ser ella la única que no veía una explicación?
Entonces la vio. Enorme, colosal y negra vino a posarse a su lado, en una rama cercana; naturalmente, ella sintió repugnancia por el bicho, pero estaba a una distancia bastante segura para los nervios de ella. La escena tenía mucho de melancólico, más allá de la ocupada mente de ella, era conmovedora, escalofriantemente conmovedora.
No supo cuanto tiempo pasó, sin aviso, sin provocación, sin siquiera una brisa del viento. Una vibración salida de lo más profundo de las entrañas de la tierra que sólo movió un espíritu, pero que capturó a otro. La mariposa voló diez, veinte, treinta metros; ella la daba por perdida y de pronto regresó. ¿Qué ha pasado? Sólo vio una sombra negra caer, como una hoja en el acantilado.
Ya en la rama, la mariposa vio al hombre que venía corriendo por la vereda; lo ha visto gritar, llorar y ha visto, junto a él, el trozo de tela negra que ha quedado atrapado, roto en una roca saliente.

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